Ceremonia del Retorno

Poemario presentado por Yolanda Westphalem en el Museo de la Nación


CEREMONIA DEL RETORNO de Gerson Paredes Coz



                        INDICE

    Ceremonia del Retorno
    Prólogo
    Velada de Media Noche
    (Chraupi tuta velacuy)
     Apu Kon
    Plegaria
    Ceremonia del Retorno
    Estamos aquí resistiendo
    El Rostro del Sol
    ¡Óyenos, oh layqa sacerdote de vientos
    Cruz del Sur Alumbra a Tulunko    
    La poesía es la voz legítima del hombre 
    sobre la tierra* por Roberto Manzano (Cuba)
    
    
    
    




  EL RETORNO

DE GERSON PAREDES



 Ceremonia del Retorno de Gerson Paredes Coz, está conformado por tres partes, este poemario declara la “guerra a los profanadores de nuestras panakas y tesoros ancestrales”, aunque ello no impide tesoros tan bellos como El rostro del Sol, por ejemplo, donde “el jaguar lame sus doradas garras/ ha encontrado el camino”. Hay que decir que muchos de estos poemas tienen su traducción quechua y que algunos, escritos con prosa poética, narran la historia del pueblo Wanka, como los que aparecen en la segunda parte de este libro, que se ha inspirado en la cultura andina.

 Si bien es verdad que yo me considero el Champollion peruano por haber descifrado las matemáticas que aparece en los huacos del valle de Cañete, tal como lo demostré en mi articulo publicado en la revista Caretas, también es cierto que Carlos Milla Villena se refiere a la matemática de la Cruz del Sur y el Gran Atractor (1) . Sobre este conocimiento está basado el libro de Gerson Paredes, quien logra producir bellos poemas como “La huella del águila”, por ejemplo ó “Danza del fuego en el día del jaguar”, donde dice que

“Ella se entregaba a los brazos del viento
embriagada por el canto de la noche”

precisamente porque Bellas sacerdotisas de Luna Alistan el altar de la fecundidad, o este otro poema: “Épica del Inkarri en los días de la luna y el desierto rojo”, tan bello como el titulado “Telar” ó también “Elementos” ó “Ensayo ante el pozo”, que configuran los textos de una cultura andina que todos llevamos dentro.


La Molina, 6 de Agosto del 2007


Enrique Verástegui




(1) Una de las teorías cosmológicas en boga actualmente.

           

VELADA DE MEDIA NOCHE ___________________________ (Chraupi tuta velacuy) Aquí estoy, en el lugar secreto para conversar contigo gran espíritu.



PLEGARIA Wiracocha: Padre mío recibe las plegarias De esta rebelde criatura corazón de piedra Que insiste en su lucha contra los profanadores Dame el coraje del jaguar el ojo de águila La sagacidad del zorro y la paciencia del búho Bendice mi honda para defender al maíz Concédeme tu gracia cuando llegue la noche.


    


CEREMONIA DEL RETORNO

Gran santuario Wari Willka, templo de mis padres, Padre cerro, Huaytapallana, hacedor de flores, (Majestuoso como el sol es tu blanca túnica) Madre Lazo Huntay, espejo de estrellas
Hemos venido por caminos de arco iris Para conversar con nuestro padre milenario Señor del universo, maestro del mundo Desde esta cumbre estamos más cerca de tus ojos
Recibe las hojas que confortan nuestro ánimo Hojas quinto seleccionadas de buen gusto En fino manto hemos cargado chicha de jora Obtenida de las entrañas de nuestra madre
Gran ordenador, recibe el pan niño Tiene perfume de Acllas vírgenes Que la tierra blanca corrija nuestros caracteres Que los convierta en caracol escarlata de los océanos Y conceda la fuerza del rayo a nuestras voces


 Estamos aquí resistiendo 

Los extirpadores no acallaron la dulce voz
De las azucenas en la gran pradera

Al igual que muchas naciones originarias,
Como nuestros hermanos dakotas y lakotas
Hemos salido del mundo silencioso
Y declaramos la guerra a los profanadores
de nuestras panakas y tesoros ancestrales.

Por las calles empedradas de la ciudad
Llega el Pachakutii de los tiempos escondidos
El Intihuatana calcula la velocidad del padre sol

¡Ayúdanos a cuidar nuestra raza, Gran Señor!
Pronto ha de llegar el ojo de la gran estrella
Entonces gritaremos: “¡EXISTIMOS TODAVÍA!”


      EL ROSTRO DEL SOL 

    Cuando el espíritu huye
    Es necesario invocarlo con humo

    Guerreros de otros lados
    Quiebran columnas de hormigas

    Un niño sigue huellas de alacranes

    ( No reveles el nombre de las wakas
    ante los extirpadores )

    El jaguar lame sus doradas garras
    Ha encontrado el camino

    La música de media noche
    Y el canto de las escogidas
    Estremecen al espíritu

    El danzante milenario afina sus tijeras
    Aguarda el kutichi 
    
    

    ¡Óyenos, oh layqa sacerdote de vientos
    No desestimes nuestros cuerpos puros!

    El pututo eleva los pies alados del danzak

    El artesano labra finos laberintos
    Por donde ha de discurrir el oro líquido

    Entierra el cuerpo en arena caliente
    Enciende el horno de carbones rojos

    ¡Purifica tu espíritu!

    Cuando el ojo del cielo despierte
    El rostro del Sol será inconfundible

    (Así llegaron los tiempos)     
     






CRUZ DEL SUR ALUMBRA A TULUNKO


A la gran piedra blanca de Apata
cuya sombra prodigó a José María Arguedas


Desde la colina blanca observo. Ella está llorando, musita: “quién pueda entenderlo, entienda“. Va sola al encuentro decisivo.

[El viento los condujo. En aquel valle, el arco iris precedía al crepúsculo. La doncella de cabellos trenzados fue cautivada por el susurro del jaguar.

Al interior del oasis, florecía una higuera azul. Me introduje en su espiral en busca del sueño. Detrás de la montaña, en la ciudad perdida, aguardaba el cristal. Al cruzar el puente, tembloroso, me encogí como blanca oruga.]

En el gran templo, el humo de sacrificio es difuso, los wakones duermen.

Todo está cumplido.

Lágrimas de búho hacen retoñar la flor.

En penumbra, niños tejen mantos de mariposas.

Al borde del abismo, el hombre acaricia al cardo,

“Más allá del sol, el esperado encuentro”.

El mundo agoniza, Luna.

Carbón encendido en mis labios.

¡Nuestra sed es real!

Un gran ciempiés atraviesa el ojo.

Hierba santa,

La caída de tus hojas me conmueve.

¡Cruz del sur, no me abandones!

-Tulunko, hijo mío, en la noche más oscura, allí estaré-




La poesía es la voz legítima del hombre sobre la tierra*



Por Roberto Manzano (Cuba)



Gerson Paredes Coz es poeta y profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Pertenece a la etnia wanka, una de las más importantes del mundo prehispánico y de las más activas e influyentes en el mundo peruano de hoy. Nació en las mismas entrañas de la cultura wanka, de padre y madre wankas, dentro de los auspicios de los ricos ceremoniales wankas, bajo la tutela azul de los Andes milenarios. La madre tierra salió a recibirle en las manos de la madre de su madre, bajo los ojos esperanzados de sus seres queridos. La cultura profunda y verdaderamente humana un poeta no la adquiere en los claustros universitarios, tan llenos hoy de esquemas y anteojeras occidentales, sino en el olor y el contorno de las semillas que lo han puesto de pie en el aire. Ahora Gerson Paredes oficia también en la cátedra, pues en los entornos de la añosa San Marcos conoció a otros comidos por la misma fiebre, entró en contacto con la sabiduría intelectual del planeta, y enseña a sus paisanos y los peruanos todos dónde están las esencias de la cultura compleja, telúrica, cósmica de su querido e inmenso país. La poesía lo acompaña, porque ese es el primer oficio de todo poeta: acompañar. Todos los poetas del mundo son nuestros compañeros invisibles.

Hay deberes que están en la atmósfera, y que los seres humanos de alta espiritualidad captan con absoluta nitidez. Gerson Paredes ha sentido el deber –y la gratitud inmensa, pues todo deber comienza por una gratitud sin medidas– de darle voz a los suyos, a los hombres y mujeres que estuvieron junto a él cuando se incorporó a la vida, a los hombres y mujeres que forman parte de la comunidad de sueños y anhelos en que se formó como ciudadano, como poeta, como miembro de la sociedad humana. Todos estamos hundidos en la cultura como en un bosque de símbolos, y hay una sola jerarquía entre los hombres: unos contienen más seres humanos que otros. Aquel que está solo en su mundo interior, necesita mucha ayuda, pues padece una absoluta situación de fragilidad espiritual. Los poetas tienen una terapéutica increíble, que distribuyen con abundante generosidad: construyen unas piezas de cultura, llamadas poemas, orales o escritas, en que se logra el milagro de sanación de que el que está solo se sienta acompañado, y crezca en el acompañamiento misterioso de lo sugerente hacia comunidades enteras concertadas dentro de su espíritu. Individuo y colectividad se funden en la poesía verdadera.

Gerson Paredes posee una pluralidad alta siempre en su enunciación. De este modo, su canto adquiere un carácter mediumnímico poderoso, cuyas irradiaciones de espíritu tratan de englobar el aura deseosa de cada wanka por él conocido y las demandas globales de sus poblados territorios de sensibilidad. Wanka él mismo, se siente autorizado para hablar por todos, y en un trasiego de información inefable, ha ofrecido sus mensajes y recibido los de los otros, que le anillan la proyección telúrica. ¿Puede entenderse ejercicio espiritual de tal naturaleza tan sólo como arte? No al menos como lo entiende la cultura occidental, tan llena de esnobismos y escándalos de transgresión que no añaden ni un adarme a la cultura artística de hoy en el mundo. Las ceremonias poéticas de Gerson Paredes, adalid del retorno, podrán parecernos arte aquí hoy, sin los vasos comunicantes poderosísimos que seguramente tienen en su medio natural: las altas montañas de su pueblo, llenas de ojos que miran con la misma fosforescencia de los jaguares, o de manos que se elevan y arrojan sombras como las enormes del Padre milenario. En las ceremonias de un pueblo se amalgaman la poesía, la religión, la cosmogonía, la medicina, la política, el arte en sentido general, la sublimación de la vida cotidiana, las interrogaciones frente a la vida y a la muerte. Cuando un poeta, en cualquier comunidad de cultura, encarna estas claves, se convierte en sacerdote súbito.

Pálida es la palabra humana cuando se escribe en hojas que se aprietan unas contra las otras, o cuando se pronuncian por oficiantes sentados sin entusiasmo, hastiados de la comunicación entre semejantes. Pero cuando la palabra levanta de los asientos y yergue ofrendas, y danza convocando a lo desconocido, o estableciendo intercambios entre mundos aparentemente alejados, la solidaridad profunda de la enunciación logra que la palabra rebase los idiomas, sus espantosas y productivas cárceles. La poesía es superior a las artes restantes, pero como el pavo real, aunque tiene múltiples ojos cromáticos, exhibe una limitación muy grande: está cifrada en idiomas. La pintura y la música cruzan las fronteras idiomáticas sin dificultades: las metáforas de Lorca se desdibujan al descender en Helsinki, y las de Celan al entrar en La Habana. Gerson Paredes nos ofrece muchos textos en quechua, que los wankas hablaron primero que los incas, y seguramente en su voz encontraremos las resonancias genéticas de una lengua original que hemos perdido, y que los poetas debemos luchar por recuperar a brazo partido. Entre otras cosas, la ceremonia del retorno nos incluye a todos, pues todos somos hablantes de la auténtica sustancia humana, y oficiantes de nuestro propio destino sobre la tierra.




* Roberto Manzano (Ciego de Ávila, Cuba, 1949).


Poeta y ensayista. Premio Nicolás Guillén, de México, en el 2004 y Premio Nicolás Guillén, de Cuba, en el 2005. Premio de Literatura Infantil La Rosa Blanca 2005. Premio Samuel Feijóo de Poesía y Medio Ambiente. Finalista en el Festival de Poesía de Medellín, Colombia, 2007. Finalista en el Festival de la Lira, en Cuenca, Ecuador, 2007. Ha ofrecido recitales y conferencias en universidades de México, Venezuela y Estados Unidos. Máster en Cultura Latinoamericana. Profesor adjunto de la Universidad de La Habana. Sus versos han sido traducidos al griego y al inglés. Imparte diplomados para la formación de escritores. Tiene un gran número de libros publicados. Trabaja como Jefe de Redacción de Poesía en la Editorial Letras Cubanas. Sitioweb: www.robertomanzano.info E-mail: poesia@icl.cult.cu; manzano@cubarte.cult.cu